28/10/07

"Hoy mi hijo votó por primera vez" - (Alejandro)

Hoy mi hijo votó por primera vez. Cumplió los 18 el mes pasado y ya estaba habilitado para ejercer su idea con el sufragio. Sin embargo algo me dio nostalgia y pena a la vez. Nostalgia por los recuerdos de aquel 81’ en que realmente empecé a militar desde el Partido Intransigente con la admiración que sentía por ese gran hombre que fue (y es en mi recuerdo y el de muchos argentinos) el Dr. Oscar Alende. Recordar el 82’ con la emoción de una Multipartidaria que empujaba para el llamado a comicios. El pegar afiches, el ir a todo acto privado o público que de a poco se podía realizar, el sentirnos parte de ese cambio que esperábamos. Recordaba cuando en el 83 nos quisieron amedrentar con unos tiros contra el paredón de la General Paz donde pegábamos afiches, que solo por suerte sirvió para ser contado como anécdota.
Y la llegada a la democracia.
La plaza de Mayo llena de todos, los que ganaron la elección y los que ganamos la democracia. Todos juntos.
De a poco la cosa empezaba a cambiar. Pasitos de bebé. Construir con convicción, pero también con aquél miedo cerca. Y llegan los levantamientos de Martelli. De nuevo todos juntos, sin banderías políticas enfrentadas, solo argentinos que queríamos vivir en libertad, libertad de elegir, de equivocarnos, pero libres.
Pero nuevamente los bolsillos nos golpean. Cae Alfonsín.
Y llegan los noventas donde como sociedad se impuso el sálvese quien pueda. La idea del individualismo y de la globalización, perdiendo la identidad como pueblo con ideas y convicciones. Lavado de cerebro a las nuevas generaciones por un lado y mirar al costado de las generaciones como la mía y las anteriores.
Pero en el 99’ llega el término del nefasto Menemismo.
Claro, otra vez un pequeño soplo de aire para creer en la democracia.
Hasta que veo a Chacho Alvarez en un gesto que lo pinta para mí de cuerpo entero (no como para otros que lo tildaron de traidor y falso), da un paso al costado de la corrupción que lo rodeaba y de la traición que le propinaron sus aliados políticos. Demuestra que no tenía la necesidad de abulonarse a un sillón como la mayoría hace cuando logra un cargo institucional importante. Pero claro, para la nefasta idea social reinante del exitismo, era un perdedor, un cagón.
Después vemos que tenía razón al bajarse de ese espacio político, la Alianza se alía con Domingo Cavallo, qué ironía.
Tan desmemoriados somos los argentinos?
Lo de diciembre del 2001 ya todos lo sabemos. La Argentina toca fondo.
El "que se vayan todos". Pero claro, quién se iba a mover para ocupar espacios si habíamos perdido la idea de participación política. Entonces, a pesar del "que se vayan todos" estaban los mismos de siempre.
Elecciones 2003, gana Menem ( y la memoria?) pero por suerte no se presenta a la segunda vuelta y entonces asume Kirchner para gobernar, con muchos errores pero también con aciertos nos trae a este 2007 donde mi hijo vota por primera vez. Y debo escuchar como siempre las estupideces de los candidatos y sus secuaces al hablar mal del contrincante político en lugar de decir sus propuestas. Y como siempre escuchar a los que nunca entendieron nada de política, ni participaron o trataron de ver si lo que escuchaban tenía asidero, subirse a cualquier calumnia, sea de un lado o del otro.
Y mi estómago se quiere vaciar al escuchar siempre a la oposición, sea del color político que sea, hablar de fraude. Tratar a la gente de equivocada por no votarlos (López Murphy al responder a Santos Biasatti esta misma noche, vean video si no me creen), a Rodríguez Saa (señor feudal que no dio una sola propuesta para decir por qué quería ser presidente) y así todo podría seguir con los demás.
Aclaro, no voto a ningún candidato a presidente desde el 89’ ya que mi idea de democracia es votar por alguien que me representa (cosa que no ocurre al menos para presidente desde el 83’) y no en contra de otro candidato. Creo que debe gobernar el que el pueblo votó por mayoría y si nos defraudan están los mecanismos legales para hacer que cumplan o se vayan, que son los que dicta la constitución.
Pero de qué hablo? Si no debe haber ni un cinco por ciento de nosotros que la haya leído.
Hoy votó mi hijo. Cosa fácil para las nuevas generaciones, te dan el sobre, metés una boleta o no, salís y lo metés en la urna.
Los que sabemos lo que costó en esfuerzo y vidas que nuestros hijos pudieran hacerlo tan fácilmente no olvidemos contarles el pasado. Que no crean que es un acto más, sinó el poder decidir, eligiendo o no al que gane, pero sí aceptando al que la mayoría votó y, si estamos en desacuerdo, participar para demostrar que nuestras ideas son mejores, pero sabiendo la responsabilidad que tenemos con ese acto sobre lo que nos suceda como sociedad en los años posteriores.